Georgia lleva 60 días denunciando la deriva autoritaria que está desarrollando el Gobierno caucásico. Una prueba de ello es la reciente ley georgiana sobre “valores familiares y protección de menores” amenaza varios los derechos humanos, incluyendo la igualdad, la educación, la salud y la libertad de expresión. Impone restricciones discriminatorias en la educación y reuniones públicas relacionadas con la orientación sexual e identidad de género, perpetúa estereotipos dañinos y dificulta el acceso a la salud para las personas LGBTI+. Desde la ONU, se han realizado varios llamamientos desde septiembre de 2024 al Parlamento de Georgia para que derogue la ley y cumpla con los estándares internacionales de derechos humanos. Además, diversas organizaciones internacionales de derechos humanos y LGBTI+ han expresado su preocupación, advirtiendo sobre el impacto negativo que esta ley puede tener en la vida de las personas afectadas.
Por ello, y en solidaridad con la sociedad civil y el colectivo LGBTI+ de Georgia, desde Ortzadar LGBT nos unimos a las protestas de los últimos 60 días en Georgia contra el gobierno conservador, las cuales son un reflejo de la lucha por los derechos humanos y la dignidad de todas las personas, también de las personas LGBTI+. En un contexto donde se están implementando leyes que restringen los derechos LGBTI+, es fundamental alzar la voz y exigir un cambio. Estas manifestaciones no sólo representan una resistencia a la opresión, sino también una afirmación del valor de la diversidad y la inclusión y de la propia democracia.
La comunidad LGBTI+ en Georgia se enfrenta a duros momentos de discriminación y violencia, y las recientes medidas legislativas amenazan con profundizar esta crisis. Las protestas son una forma poderosa de visibilizar estas injusticias y movilizar a la sociedad civil para que se una en defensa de los derechos fundamentales. Al salir a las calles, la ciudadanía está enviando un mensaje claro: todas las personas merecen vivir libremente, sin miedo a ser perseguidos por su identidad u orientación sexual.
La celebración del Orgullo es clave para las ciudades que lo celebran, no sólo como una manifestación cultural, sino como un acto político importante para enviar un mensaje de solidaridad a las comunidades LGBTI+ oprimidas en países con restricciones de derechos. El Orgullo no sólo es una fiesta, es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y los derechos humanos debe ser global, unificando voces en contra de la discriminación y la violencia.
Asimismo, la restricción de derechos LGBTI+ no es una cuestión aislada, sino parte de una estrategia bien organizada a nivel mundial por el movimiento antiderechos, que aglutina a populismos de izquierda y derecha. Esta coalición busca minar avances en derechos humanos y promover agendas regresivas que afectan a las comunidades más vulnerables, especialmente a las LGBTI+.
Los ataques a los derechos LGBTI+ son, sobre todo, un ataque a la igualdad y a la democracia. Cuando se ataca a un colectivo por su identidad o sexualidad, se socavan los principios fundamentales sobre los que se deben construir las democracias modernas. La lucha por los derechos LGBTI+ es, en última instancia, una lucha por la igualdad, por la justicia social y por la garantía de que todas las personas puedan vivir en libertad y con dignidad.
Además, estas movilizaciones fomentan un diálogo necesario sobre la igualdad y el respeto en la sociedad georgiana. La lucha por los derechos LGBTI+ es parte integral de la lucha por los derechos humanos en general. Apoyar estas protestas es apoyar un futuro más justo y equitativo para todas las personas en Georgia.
Así, mandamos todo nuestro apoyo, especialmente a Tbilisi Pride, que es una organización LGBTI+ miembro de EPOA (Asociación de Organizadores de Pride Europea), de la que también forma parte Ortzadar LGBT – Bilbao Bizkaia HARRO. Todos unidos por los derechos LGBTI+ en Europa y en el mundo.
Este apoyo es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y los derechos fundamentales no tiene fronteras, y que es imprescindible que todos los gobiernos respeten sus compromisos internacionales para proteger los derechos de las personas LGBTI+ y garantizar un futuro libre de discriminación.